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Mostrando entradas de julio, 2014

Primera impresión

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Dos naves se acercaban velozmente a la curvatura terrestre. La primera de ellas estaba seriamente dañada y aceleraba a medida que entraba en la atmósfera y la gravedad la empujaba inexorablemente hacia el hemisferio norte, en una zona deshabitada al este de los bosques de la región de Perm Krai, en Rusia. La segunda seguía su estela a poca distancia. La noche cerrada apenas dejaba ver la carretera secundaria de doble sentido hacia Kudymkar. Los faros del Lada Niva alcanzaban unos escasos metros de margen por delante, suficientes para continuar el camino, pero para poco mas. Sergei y Natalia necesitaban llegar antes del amanecer al pueblo natal de él, para asistir al funeral de su abuelo. Había sido un largo viaje y aún les quedaban un par de horas más. De repente, un leve zumbido, seguido de una gran bola de fuego atravesó el cielo nocturno justo delante de ellos. Segundos después se estrelló en un lateral de la carretera unos 2 kilometros más adelante, provocando un breve pero inte

Evacuation

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1999Sit-78. The name became extremely known and spread worldwide in a few days. The terrifying discovery of the E-ELT (European Extreme Large Telescope) in Chile was very clear and with any doubt. A huge asteroid was detected in collision course to earth. Apparently nothing was in the path that could turn it aside. The calculated prognostication, according to the distance and its speed gave the human race a little hope of 47 years. The dimensions of the object led to no discussion about the consequences of the impact on the surface of the earth. In fact, there was a term to describe those kind of events: a total destructor. The only precedent, comparable to 1999Sit-78 took place in Yucatàn, 65 million years ago, and massively extincted all species. The rest of observatories, spatial agencies of every country and even the governments confirmed the finding and worst of all, the deadline. Confusion and bewilderment seized the streets. The sureness of the fate, but the fact that there

Ian

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El andén está desierto. La línea azul a estas horas siempre es un hervidero de gente, y hay que desplazarse casi a empujones. ¿Me he equivocado de línea, de hora, de día quizás? No, en absoluto. Debe haber otra explicación. Ahora tampoco tengo tiempo de pensar en ello. Como siempre, llego tarde. Por megafonía se anuncia la llegada del próximo tren. Siempre me subo al segundo vagón, ya que cuando llega a mi parada, queda justo delante de las escaleras mecánicas. Los vagones también están vacíos, salvo una persona sentada, con la cabeza agachada, a unos 20 metros de mí. Lleva una chaqueta con capucha que le oculta parcialmente el rostro, unos tejanos gastados y unas zapatillas urbanas. Por un momento me planteo ir a preguntarle si conoce el motivo de que seamos los únicos ocupantes. Pero prefiero quedarme con la duda antes que iniciar una conversación con un desconocido. No soy una persona muy...social, así que sigo sentado, mientras lo observo de reojo. El traqueteo del metro